7 de noviembre – FIESTA DE LA BEATA MARÍA ASUNTA PALLOTTA

Para la Familia Franciscana, es una memoria litúrgica que se celebra el 7 de noviembre, el día de su beatificación, con los textos litúrgicos de la Misa preparados por la Diócesis de Ascoli Piceno, en las Marcas. Force, el pueblo natal de la sor Asunta, que forma parte de esta Diócesis y que ha elegido a sor Asunta como su segunda patrona.

¿Por qué se celebra el 7 de noviembre y no el 7 de abril, el día de su muerte, como suele ocurrir con la mayoría de los santos?
El 7 de abril cae en la Cuaresma y a menudo en la Semana Santa, un período en el que se celebra al único SANTO, Jesucristo. Así que muchas veces no se puede celebrar a sor Asunta. El Instituto solicitó, a la Congregación de los Santos y del Culto Divino, y obtuvo la autorización para celebrar a sor Asunta en el día de su beatificación.

Un poco de historia
Asunta era una joven «campesina», de educación modesta, que vivió en un pequeño pueblo de Las Marcas, de Italia, en una época bastante tumultuosa para dicho país. Asunta nació en 1878, pocos años después de la unificación de Italia y la toma de Roma, lo que llevó a la pérdida de los Estados Pontificios, fue una época de luchas y reivindicaciones, pero todo esto llegaba a Force de manera atenuada: lo que predominaba era la incertidumbre sobre el futuro y la pobreza de la gente.
La familia de Asunta también era muy pobre y carecía de trabajo para mantener a sus cinco hijos, desde muy joven, Asunta empezó a trabajar para ayudar a su familia, sin apagar car por ello su deseo de orar y estar con Jesús. Este deseo se hizo realidad en 1898 cuando ingresó con las Franciscanas Misioneras de María, llevando consigo un gran amor por Jesús y por todos. Siempre disponible en todo y para todos, con sencillez y humildad, considerándose siempre indigna de ser considerada. En 1904, partió hacia China, donde continuó su misión en las tareas humildes de la casa y la misión, siempre con sencillez y humildad. Murió un año después por una grave epidemia de tifus, y en su lecho de muerte, un intenso perfume llenó primero la habitación y luego toda la casa, el aroma se renovó en oleadas y duró tres días, dejando en todos una paz y una alegría nunca antes experimentadas, por este motivo, los chinos de misión la llamaron «la Santa de los perfumes». El proceso de beatificación, promovido por el Papa Pío X, se concluyó en 1954 con la beatificación de sor Asunta por parte del Papa Pío XII.

¿Qué significado tiene esta celebración para nosotras?
La Hermana Asunta fue una verdadera FMM, que supo vivir nuestra misma vida con amor y entrega total en cada momento del día y de la vida. No hubo hechos espectaculares en su vida, solo una fidelidad inquebrantable, una humildad y sencillez nunca negadas. Ella vivió con amor y nos dejó un mensaje de amor: «Hacer todo por amor de Dios, esto lo quisiera escribir con mi sangre». La suya es una «pequeña vía», hecha de pequeñas cosas que se convierten en un gran amor, una vía accesible para todos porque está inserta en la cotidianidad de la vida. Su mensaje de hacer todo por amor se complementa con: «Le pido al Señor la gracia de dar a conocer al mundo la pureza de intención, que consiste en hacer todo por amor a Dios, incluso las acciones más ordinarias».

Para orar,
Podemos utilizar las pocas palabras que dejó escritas, casi siempre en cartas dirigidas a la familia o en sus apuntes personales, que son pocas en verdad. Aquí tienes algunas:
«Si fui buena, no fui yo, sino el buen Dios que me concedió la gracia.»
«Dios lo hizo todo por mí: de hecho, no podía hacer más.»
«Donde Jesús quiera. La voluntad ya no es mía.»
«Para mí, es lo mismo. Estar en China o en el fondo del mar es lo mismo para mí cuando es la voluntad de Dios.»
«Hacer la voluntad de Dios es mi única consolación.»
«Pensando en la gran gracia que el Señor me ha concedido, no puedo contener las lágrimas.»

También podemos utilizar este «tránsito» donde se ha querido resaltar su muerte de amor y el mensaje que nos dejó con su vida, sobre todo su gran amor por la Eucaristía.