Semana Santa 2023

Queridas hermanas,

Este tiempo de Cuaresma ha sido especial en nuestro camino como Instituto. Nos encontramos en el proceso de Consulta para el liderazgo regional y agradezco a cada una que vive su rol de miembro en la participación, disponibilidad y apertura; incorporando este momento en su camino de fe y, tal vez, viviéndolo como una experiencia de desierto.

El desierto es lugar de las grandes tentaciones, pero también de las grandes consolaciones; es el lugar donde Dios habla de amor a su pueblo.

El desierto forma parte del camino hacia la libertad. En él nuestras sedes más profundas emergen con fuerza, y llegamos a conocernos mejor. Comprobamos también que Dios puede hacer brotar agua de la roca y sobre todo devolvernos un corazón de carne a veces endurecido por diversas formas de esclavitud.  En el camino del desierto estamos expuestas a fuerzas desconocidas y confirmamos una vez más que sin la confianza total en Dios, no podemos caminar hacia la Pascua.

Como miembros del Instituto vivimos este momento ofreciendo la vida en lo cotidiano, en el servicio a nuestro mundo hermoso, complejo y sufriente.

En seguimiento de Cristo, …
Ofrezco mi vida
por la Iglesia y la salvación del mundo.

Me ofrezco por la Iglesia, para caminar con ella en un camino de escucha y de conversión. Me ofrezco por un mundo que se enfrenta a grandes preguntas, en mutación, en caos y desconcierto…pero sobre todo por un mundo que vive una nueva creación. En este “caos primordial” donde se “cierne” el Espíritu del Señor, yo…

ofrezco mi vida.

El caos es el lugar donde la esperanza y la luz adquieren su razón de ser. La luz es necesaria en las tinieblas, la esperanza es vital cuando el desaliento ronda en busca de presa. Es en este momento, aquí y ahora, que estamos llamadas a vivir la misión.
¿Cómo vivirla? Si es en seguimiento de Cristo no hay otra forma de vivir la misión sino como Él, que se ofrece hasta dar la vida. ¿Podemos pensar que será diferente para nosotras?

«¿Por qué buscas no sufrir?
Mientras mi Corazón sangre, el tuyo también sangrará:
tú eres María, la rosa blanca; Pasión la rosa roja»[1]

El Amor es pasión y ofrenda. El darse con pasión y como ofrenda no puede vivirse sin sufrimiento. El grano de trigo debe morir para dar vida. Basta mirar a nuestro alrededor para encontrar tantos ejemplos que nos animan a seguir el mismo camino.

«¿Por qué buscas no sufrir?”

El sufrimiento nos recuerda que somos, en efecto, vulnerables. El sufrimiento escapa a nuestra comprensión, pero recibe un sentido asombroso cuando Jesús lo abraza con amor. La cruz no es el final, pero forma parte del camino. Sin la pasión del Amor la cruz sería insoportable, con el Crucificado la cruz adquiere luminosidad y gloria, por sus heridas hemos sido sanados[2]… La cruz se hace gloriosa porque acoge a Jesucristo que nos abre el camino hacia una vida nueva, el camino hacia la Resurrección. Con los brazos de esta la Cruz Gloriosa, Cristo nos sostiene, nos abraza, y nuestras vidas quebradas adquieren sentido y dirección…hacia la Pascua.

Cuando la muerte parece vencer a la esperanza, el Espíritu nos revela que la vida habita también en el caos. Y he aquí que Jesucristo aparece en su gloria y en su Pascua, dando a la creación todo su sentido.

Nuestro fin no es morir, nuestro destino es resucitar, porque todo pasará, pero

el amor no pasará jamás [3].

Dios es Amor. El amor de Dios es pasión y ofrenda. Dios es caridad. Pasión y Ágape necesitan ser nutridos y llegar a la unidad en nosotras, de lo contrario corremos el riesgo de vivir con gratificaciones efímeras que nos dejaran vacías. El Lavar los pies aleja nuestra atención de nuestros diferentes “selfies” y nos acerca al prójimo en una actitud de humildad y conversión. De esta manera, al tocarlo, nuestro corazón se deja conmover y vivimos la misericordia. Los pequeños gestos de resurrección nos hacen degustar desde ahora que ¡es cierto! ¡El amor no pasará jamás!

Que en el espíritu de este itinerario Cuaresmal “cuesta arriba”[4], podamos seguir afinando el oído en escucha atenta a la voz de Dios en nuestro camino como Instituto a lo largo de las próximas semanas y meses.

Con el Consejo general hemos vivido nuestro primer año desde que el Capitulo general nos confió la hermosa y desafiante misión que nos permite vivir intensamente y cada día el AMEN a una vida que emerge de forma nueva. Esta misión nos pide fe recta, esperanza cierta y caridad perfecta. Ellas son compañeras de camino para discernir, junto a todo el Instituto, el sentido y conocimiento[5] y para vivir con gozo el ALELUYA, nuestro horizonte y nuestra plenitud.

Que la experiencia viva y transformante del Triduo Pascual nos habite cada día, para cantar junto a María de Nazaret su ECCE y su FIAT.

Reina del cielo, alégrate, aleluya
Porque el Señor…ha resucitado según su palabra, aleluya
Goza y alégrate Virgen María, aleluya
Porque en verdad ha resucitado el Señor, aleluya

Con afecto fraterno y mis mejores deseos en esta Pascua.

 

Eufemia Glenny, fmm
Superiora general

 

 

[1] OUV 43 – 1era meditación (Traducción no oficial – subrayado como en el original)
[2] 1Pe 2:24
[3] 1 Cor 13:8
[4] Mensaje de Cuaresma 2023 del Papa Francisco.
[5] Oración de San Francisco ante el Crucifijo de San Damián: ¡Oh Alto y Glorioso Dios! Ilumina las tinieblas de mi corazón…