[block_title inner_style_title=»two_titles» title=»24 de junio» subtitle=»Fiesta de la Natividad de San Juan Bautista»][/block_title]

Hoy celebramos la fiesta de la Natividad de San Juan Bautista, el precursor de Cristo. En los Evangelios se describe a Juan Bautista viviendo en el desierto, comiendo langostas y miel silvestre y vistiendo ropas sencillas. Eligió llevar una vida desprendida de las posesiones materiales y de los placeres mundanos, concentrándose, en cambio, en predicar el arrepentimiento y en la preparación espiritual.

También son significativas sus enseñanzas sobre la generosidad y la justicia social. Cuando la multitud le pregunta qué deben hacer para arrepentirse, Juan el Bautista respondió: «El que tenga dos túnicas, que comparta con el que no tiene, y el que tenga comida, que haga lo mismo» (Lucas 3:11). De este modo, enseñaba la importancia de compartir los bienes propios con los más necesitados y de ser responsable de los propios recursos.

Estas características de Juan el Bautista lo convierten en un modelo para las ecónomas, aquellas que gestionan los bienes materiales y los recursos de una comunidad o institución. Su sencillez de vida, su generosidad con los pobres y su llamada a la justicia social son cualidades que inspiran a las ecónomas a actuar de forma responsable, justa y solidaria en la gestión de los recursos que se les confían.

En el documento: Espiritualidad de la Ecónoma Provincial, Sor Maura, Superiora General, se dirige así a las ecónomas:

“Nuestra Fundadora estaba indudablemente influenciada por Francisco, pero luego aportó a su búsqueda de los caminos de Dios sus cualidades femeninas y su profunda reflexión sobre las necesidades de la misión universal. Su actitud contemplativa estaba en la raíz de este servicio misionero como de todos los demás”.

Un espíritu de servicio
El espíritu misionero que pretendemos aportar a este complejo servicio encuentra útiles puntos de referencia en el mensaje de Juan el Precursor. Como una luz que ilumina el camino, no sólo negativamente, a través de la denuncia, sino también positivamente, estimulándonos a ser lo que hemos prometido.

Por eso estamos llamadas ante todo a cambiar nuestro corazón, a cambiar nosotras mismas, a tener compasión de los pobres, a preparar el camino al Otro que ha de venir, ante el que Juan gritó: «Es necesario que él crezca y que yo disminuya» (Jn 3,30).

Una vez que el profeta ha mostrado el camino, puede desaparecer: su trabajo ha terminado. En este sentido, una ecónoma aporta a una provincia cierta coherencia y armonía y un verdadero deseo de servir a los demás.

Rezamos a María para crecer en el servicio y en la solidaridad, Es igual que lo que ella misma nos pide: “haced todo lo que Él os mande” (Jn 2,5).

Bernardo Daddi, San Giovanni Battista (1320 circa; tempera su tavola, 71 x 34 cm; La Spezia, Museo Civico Amedeo Lia)