6 de enero – LA EPIFANÍA

1877- FUNDACIÓN DEL INSTITUTO

LIVRE PREMIER – MANIERE DE VIVRE

CAPÍTULO VI No 78

TOMADO (EN PARTE) DEL ÍNDICE DE TARJETAS DE LOS ESCRITOS DE MARÍA DE LA PASIÓN

FUENTE 2 – LIBRO DE  COSTUMBRES: CAMINO DE VIDA, (Cf. 74-75)

  

 

La fiesta de la Epifanía es el aniversario de la fundaci6n del Instituto. Este día de 1877, Fio IX se dignó bendecirlo y autorizar su fundación. Consideremos esta disposición coma una verdadera gracia del cielo. Este día es la fiesta de la conversión de los gentiles y ninguna podía ser más significativa para la fundación de un Instituto misionero.

El divino Maestro quiso señalar la Epifanía con otra gracia para el Instituto : este día fue cuando el Reverendísimo Padre Bernardino de Portogruaro nos envió su manto diciéndonos estas palabras tan queridas a nuestros corazones : «He aquí el manto símbolo de la protecci6n que nuestro Padre San Francisca y sus hijos otor­garan siempre a las Misioneras de María. He aquí el manto bajo el cual las Misio­neras de María podrán cobijarse siempre. »

 

El sorteo de los países

En el recreo del mediodía, para entrar en el espíritu de la fiesta, las Franciscanas Misioneras de María sortean los nombres de las regiones o países preparados para este fin. Cada una debe, por tanto, asociarse durante todo el año con los Ángeles al cuidado del país o región que le toca en el sorteo, convirtiéndose, mediante sus oraciones y sacrificios, en el apóstol y el buen ángel de la región que la Providencia le ha confiado. En cuanto a los Protectores, los nombres deben ser escritos en tarjetas, para que puedan ser colocados en la celda.

 

El sorteo de la Reina

En el recreo de la noche, se puede servir un pastel con un frijol: el Rey siempre será el Niño Jesús, y la que será Reina recibirá y guardará todo el año en su celda una imagen o una estatua del dulce y pequeño Rey, que la habrá elegido como su reina. También se puede servir té o vino dulce junto con el pastel.

 

Directorio. El día de la Epifanía demos gracias al Señor por la fundación del Instituto ; agradezcamos también el habernos cobijado bajo el manto de nuestro Pa­dre San Francisco y recordemos que nuestro Reverendísimo Padre nos prescribió «hacernos muy pequeñas, tanto más cuanto vayamos aumentando en número, a fin de encontrar siempre lugar bajo el manto seráfico y bendito».

 

Que cada uno se esfuerce durante el año en obtener grandes gracias para el país que le ha tocado y también para nuestras Misiones (…)

 

La que es reina con el Niño Jesús, debe recibir osta gracia con espíritu de fe, esforzándose en mostrarse digna del Rey divino que la ha elegido por esposa suya, y con sencillez y confianza servirse de este privilegio con el fin de alcanzar grandes gracias para la Iglesia, los pecadores, las almas del purgatorio, la Orden de San Francisco, el Instituto y la propia alma.